Contribución de las sillas de laboratorio a la internacionalización

Configuradas para el futuro

Un laboratorio es un taller de ideas. En ningún otro lugar nacen tantas tendencias e innovaciones ni surgen tantas ideas como aquí; y eso ocurre en todo el mundo. El laboratorio moderno es, más que ningún otro sitio, el lugar de trabajo del futuro: está altamente desarrollado y configurado a la perfección para la internacionalización. Y su equipamiento debería ser igual: puntero técnicamente, con un diseño excelente y comprensible de forma multinacional.

Internacionalización significa comprenderse mutuamente

La internacionalización caracteriza el futuro del trabajo y, en especial, en la investigación apenas hay fronteras, lo cual exige a los empleados de un laboratorio una especial comprensión mutua. Pero tampoco el lugar de trabajo debería resultarle extraño a ningún trabajador, independientemente de cuál sea su procedencia. Un puesto de laboratorio equipado de forma óptima es autoexplicativo y se puede manejar con pocas maniobras. Permite realizar un trabajo flexible y preciso al mismo tiempo y se adapta a las necesidades corporales individuales de los empleados. Solo de esa forma se crea espacio para las ideas, las tendencias y las innovaciones, un lugar que habla todos los idiomas y que se corresponde con las condiciones marco de la internacionalización.

Demanda de sillas de laboratorio de calidad a nivel mundial

En África, en Noruega, en China o en Terranova: hay laboratorios en todo el mundo. En todos los lugares se analiza, se comprueba y se prueba, pero las condiciones son totalmente distintas. De ese modo, al laboratorio analítico de la facultad químico-farmacéutica de la Universidad Kwame Nkrumah (KNUST) en Ghana y al Instituto de Diagnóstico Médico de Berlín los separa mucho más que la mera distancia geográfica. También se enfrentan a realidades completamente diferentes. En la KNUST el trabajo del laboratorio se centra en la inspección de medicamentos por lo que, entre otros, la labor gira en torno al almacenamiento adecuado de los antibióticos. Por consiguiente, los empleados ghaneses hacen una importante contribución a la seguridad de los medicamentos y salvan vidas de ese modo. Para ello se necesita un equipamiento óptimo a pesar de disponer de un presupuesto ajustado. El trabajo del laboratorio también salva vidas en Berlín: en él los empleados realizan investigaciones en el ámbito de la medicina de laboratorio, microbiología, biología molecular y medicina de transfusión y contribuyen así de forma decisiva al diagnóstico médico y a la investigación sanitaria, pero con un límite presupuestario del que no se dispone en Ghana. Así pues, las realidades de los laboratorios son muy dispares, pero también hay mucho que los une. A saber, ese día a día que hace que el trabajo del laboratorio resulte tan especial: higiene, seguridad, flexibilidad y precisión. Este universo laboral especial necesita un equipamiento hecho a su medida. En el caso de las sillas de laboratorio implica una elevada comodidad de asiento y opciones de ajuste flexibles para un trabajo preciso y las máximas exigencias en cuanto a la facilidad de la limpieza. Justamente al marco de la internacionalización se le aplica la norma de que un buen equipamiento es una verdadera inversión en el futuro. Y las sillas de laboratorio con una idoneidad de uso óptima deberían poder utilizarse y ser asequibles en todo el mundo.



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